Jesús Méndez volvió a entrenarse con el grupo y dice que ahora tiene más paciencia. “Ya aprendí”, avisa.
15-09-2011 -- -¿Qué es de tu vida? ¿Reapareciste?
-Y sí, reaparecí, je. Había arrancado la pretemporada bien, me había preparado físicamente, sabía que llegaba otra vez a Boca y que la lucha iba a ser dura. Me concentraron para el primer partido, pero después me lesioné y me tocó estar un mes y dos semanas parado. Ahora empecé a hacer un poco con pelota.
Jesús Méndez volvió a ser noticia. Participó del fútbol reducido y, luego de un préstamo en Central y de una lesión, está otra vez en carrera.
Olé habló largo y tendido con él. Del ayer. Del hoy. Del mañana.
-¿Empezaste en Boca en una posición rara?
-Llegué en un momento de malos resultados. Y, en lo personal, hay que ser realista y decir que no tuve un buen rendimiento. Ahora aprendí que tengo que jugar en mi posición, porque no hacerlo me jugó en contra. Nunca más voy a jugar en una posición que no sea la mía. A veces uno puede aceptar durante el transcurso de un partido y, si me lo piden, lo hago sin problemas. Pero en ese momento quería jugar y demostrar. Al final del año saqué mis conclusiones y me di cuenta de que no me sirvió. Ahora espero seguir entrenándome. Por algo Boca me compró, por mis condiciones, y espero poder lucharla de 5.
-En algún momento dio la sensación de que el fútbol te había cansado.
-Lo tomo como un trabajo, pero lo disfruto mucho. Con respeto, digo que no todo el mundo puede jugar al fútbol. Quizá muchos dicen: “Trabajás dos horas, ganás mucha plata y te volvés a tu casa”. Pero también está el sacrificio. Yo empecé a los seis años, con el deseo de poder ayudar a mi familia. Y en mi caso, trato de hacer otras cosas, juntarme con amigos, desligarme del fútbol. Mis amigos son mi cable a tierra. Nos juntamos a tomar mate, a comer un asado... Y a la noche, ya pienso en el entrenamiento del día siguiente.
-¿Quién fue tu sostén cuando no jugabas?
-La familia, y los pocos amigos que uno va eligiendo. Porque en esta profesión al jugador se le acerca mucha gente por lo que uno tiene, no por lo que es. Y aprendés a seleccionar y tenés como un olfato. Y enseguida te das cuenta quién es buena gente y quién no.
-¿Por qué dijiste que tenés pocos amigos?
-Porque es así. Tengo conocidos, no es que soy un solitario. Amigos de Mendoza tengo dos o tres y en Buenos Aires, a mis compañeros de Inferiores.
-Antes vivías en una pensión, ¿seguís ahí?
-No, ya estoy en un departamento, bien adaptado a Buenos Aires. Fue un cambio grande. Uno aprende de ese año que no fue positivo. Y después de las malas, vienen las buenas. Tengo muchas ganas de demostrar por qué Boca me compró. Tengo mucha sed de revancha.
-¿Qué aprendiste en los malos momentos?
-Y... en ese momento se habló de que yo tenía depresión, que me había querido matar. Yo no salí a hablar porque soy de perfil bajo, y entonces se dijeron muchas cosas más. Pero es así, de las cosas malas se aprende. Antes me ahogaba en un vaso de agua, y creo que hay que aprender a valorar todas las cosas, no sólo el dinero.
-¿Entonces no pensaste en suicidarte, como se había dicho?
-No, ¿cómo voy a pensar en suicidarme? Es una locura. Nunca se me hubiese pasado por la cabeza. El tema fue que no salí a hablar. Yo me reía de lo que se decía, más como soy yo, un pibe tranquilo.
-¿Quién te ayudó?
-Necesitaba ir a mi casa, solucionar un par de cosas y nada más. Obviamente que me ayudó Mara (la psicóloga del club) y los doctores también se portaron muy bien. Me ahogaba en un vaso de agua por cualquier cosa y creía que todo estaba mal, pero no era así. Ya lo aprendí y ahora estoy contento tratándome de ganarme un lugar.
-¿Soñás con jugar en este campeonato?
-Siempre tengo la ilusión. El técnico fue claro. Dijo que el jugador que estuviera en el plantel y que lo convenciera, iba a jugar.
-Con todo lo que viviste, ¿podés afirmar que el Mundo Boca te quema?
-Todos sabemos que Boca es un grande. Pero esta vez vine más tranquilo, tengo más paciencia. Cuando no salen las cosas, se revoluciona todo. Me digo a mí mismo que lo único que me pasó fue no haber dicho que solamente podía jugar en mi posición. Pero ya aprendí. Pienso que jugando en mi posición voy a dar todo lo que puedo como jugador.
Fuente: Olé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario